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Lo que se aprende en la cuna, siempre dura

Ago 27, 2023 | Blog_ES

Durante los meses de otoño e invierno, la falta de luz y las temperaturas bajas no invitan a estudiar idiomas, sobre todo si hay que dejar el calorcito de la casa y desplazarse a la otra punta de la ciudad para ir a la academia. Como profesora y experta en metodología, observo cada año que más o menos desde noviembre hasta febrero los niños pierden las ganas de estudiar. También los padres son más susceptibles a ceder ante las quejas de sus peques y dejan de insistirles. Se nota claramente un bajón en la motivación de nuestros alumnos, tanto de los pequeños, como de los mayores. Es cuando nosotros, los profesores, tenemos la gran responsabilidad de prevenir que todo eso ocurra. 

Está claro que las clases tienen que ser atractivas, interesantes y sorprendentes, y las relaciones con los niños cordiales, abiertas y sinceras; sin embargo, fomentar la motivación también fuera del aula y en los dos sentidos: tanto en los niños, como en los padres, suele ser un verdadero arte. Creo que podremos conseguir un constante desarrollo lingüístico de los más pequeños solamente cuando los tengamos expuestos a un idioma de manera regular, que se rodeen con ese idioma también fuera del aula (de ahí el título de esta entrada: Lo que se aprende en la cuna… seguro que nos sorprenderá en el futuro 😉.

No me imagino un curso de un idioma extranjero para los más pequeños en el que no haya audios para escuchar en casa. Pero, aunque un curso tuviera los audios más bonitos del mundo, no sirve de nada, si no les recordamos a los niños y (sobre todo) a los padres la importancia de escucharlos en casa. La motivación disminuye de manera significativa en los cortos días del invierno e incluso los niños que al principio del curso estaban eufóricos, al final están hartos, aburridos y nos dan un “no quiero” bien rotundo.

Personalmente, he tenido varios casos similares entre mis alumnos, pero también… ¡en mi propia casa! Pues sí, justo delante de mis narices, un gran aficionado de Teddy Eddie de repente se convirtió en un pequeño rebelde y me ha costado un montón que no dejara de escuchar los audios por completo. Aquí quiero compartir mis ideas con vosotros, los profesores, y espero que a cambio compartáis estas ideas con los padres cuando acudan a vosotros con el mismo problema. Entonces, ¿qué podemos hacer, cuando vemos que el niño empieza a rechazar inglés en casa?

  1. LO DEJAMOS

Lo primero que hice al notar que mi peque se había cansado, fue dejar de poner los audios durante una o dos semanas. Simplemente: si no quiere, no lo fuerzo, ya se le pasará; sin presión, al final lo va a echar de menos. Sin embargo, como no hacer nada durante mucho tiempo no es lo mío, pues pillé a mi peque…

  1. POR SORPRESA: empecé a ponerle los audios en los momentos más inesperados. Hasta entonces habíamos escuchado los audios de inglés en su habitación, pues de repente:

– empezamos a escucharlos de camino al cole. Eran sólo 5 minutos, el tiempo justo para que no se aburriera;

– escuchábamos las canciones en el salón, haciendo bailes locos como si fuera una discoteca;

– le ponía los audios de fondo durante el baño.

  1. ALGO A CAMBIO: a veces hacíamos un trato: si mi niño de 3 años escuchaba 5 audios elegidos por mami, luego podía escuchar o ver cualquier otra cosa (mami siempre elegía Teddy Eddie y el peque elegía Peppa Pig).
  1. LIBERTAD DE ELECCIÓN: aunque en el curso está bien definido cuándo hay que escuchar qué audios, yo le dejaba que mi hijo eligiera. A veces poníamos la alegre “Pizza and spaghetti” unas 30 veces seguidas… Sí, así es la vida…
  1. DEBERES – fue de gran ayuda cuando al final de la clase la profe de mi hijo les “mandaba deberes” a los peques para hacer en casa. La tarea consistía únicamente en escuchar un cuento o una canción. Porque mientras a mamá el niño no la escucha, pues a la profe de inglés hay que hacerle caso. Aquí dejo una pequeña sugerencia para los profesores: en la siguiente clase merece la pena preguntar a los niños si han hecho “los deberes” y si dicen que sí, como premio darles la enhorabuena, chocar los cinco o dar un salto alegre con el muñeco de la clase. Eso motivará a esos peques que se hayan olvidado de “hacer deberes”.
  1. RECURSOS MOTIVACIONALES – sería genial que de vez en cuando el profe hiciera un esfuerzo adicional y les diera a los niños (o bien, a los padres) unas tablas motivacionales con los días de la semana. La tarea del niño es dibujar un símbolo cada día que ha escuchado los audios (puede ser una carita sonriente, una oreja, una estrella, o lo que sea). Es importante comprobar después estas tablas y recompensar o felicitar a los niños.

Nuestras ideas y sugerencias influyen directamente en la motivación de los padres y su dedicación, en los resultados de la enseñanza. En consecuencia, todos los interesados: el niño, los padres y nosotros, los profes, estamos felices. ¡Porque al final enseñamos para que haya resultados!

PD. En mi caso, la batalla relacionada con lo de escuchar los audios me duró dos meses. Al final, el amor a Teddy volvió para quedarse. Creo que fue gracias a la clase de muestra en la que a mi peque todo se le daba muy bien: ¡escuchar inglés en casa de verdad funciona! Cuando lo felicité en voz alta y con mucho orgullo, mi niño decidió que al final inglés molaba y la verdad es que quería ir a la academia todos los días y escuchar los audios sin parar (¡vaya cambio!). 

Aquí tengo que añadir una cosa maravillosa: después de esa clase la profe felicitó… ¡a los papás! por ser persistentes, consecuentes y así contribuir a la formación de los peques. Y aunque yo también soy profesora y conozco todas estas técnicas 😉, ¡me sentí genial! Queridos profesores, felicitad no sólo a los niños, ¡sino también a los padres tan comprometidos!

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